logond

Barranquilla. Ingeniero, empresario y entrenador exitoso. Esta es su historia.

Por: Ronald Soto Toncel.

“David, dirígenos”, esas palabras que le dijo una compañera de la universidad fueron suficientes para que David Vásquez comenzara su carrera como técnico. Pudo haber dicho que no, o hacerlo solo para salir del paso, pero se lo tomó tan en serio que, dos décadas después, no solo sigue siendo entrenador, ya más preparado, sino que tiene su propio club femenino en el que se han formado muchas jugadoras que han pasado por selecciones Atlántico y algunas a las que le ha ayudado a cumplir el sueño de ser futbolistas profesionales.

Este barranquillero, que es ingeniero civil, es el invitado a nuestra sección Esta es mi historia, en la que nos contó cómo hace para gerenciar con éxito la empresa de transporte Expreso Colombia Caribe, al mismo tiempo que lidera su club Inter Excolcar, dentro y fuera de la cancha.

Y es que cuando en el Atlántico se hable de fútbol femenino, nadie podrá excluirlo a él, pues comenzó a impulsarlo cuando en Colombia apenas estaba en el periodo embrionario. Hoy, que ya está más avanzado, sigue contribuyendo a su crecimiento para conducirlo al destino del éxito.

¿Quién es David Vázquez?
Las palabras con las que más me gusta definirme son sabiduría y humildad. Soy una persona de 37 años que desde muy joven está en la parte del fútbol gracias a mi papá Jairo Vásquez, que en paz descanse. Cuando estudiaba Ingeniería Civil en la Universidad del Norte unas compañeras me dijeron: ‘David, dirígenos’. Comenzamos allí, el equipo era muy malo, la verdad, me tocó tener mucha perseverancia, buscarlas en los cursos, porque ya no creían en el equipo. Y ahí fuimos dándole, tanto que las jugadoras que eran buenas de otros equipos querían venirse al equipo malo. Veían algo, se visionaban en ese tiempo y hoy todo eso ha dado muchos frutos.

¿Qué recuerdo tiene de lo que fue su niñez?
Desde muy pequeño siempre jugaba fútbol en el barrio Paraíso. Al frente del edificio donde vivíamos había un parquecito y le decía el Parque de los Palitos, pero se llamaba las Dos Villas. Jugaba mucho fútbol, sobre todo fútbol sala. También estaba muy enfocado en el estudio. A mi papá le gustaba mucho el deporte y de allí pasamos a jugar en la cancha Santander, ahora llamada Carlos Bacca, en Puerto Colombia. Mi papá desde pequeño nos llevó allá, de hecho mi cédula es de Puerto Colombia. Estuve en la escuelita del profesor Manotas y como en otras tres.

¿Cuándo decidió definitivamente ser entrenador de fútbol femenino?
Como a los 23 años decidí dirigir, tanto en masculino como en femenino, lo combinaba con los estudios. Me gradué del colegio a los 16 años y comencé a estudiar ingeniería civil. Como en quinto semestre nos quedaban los viernes libres y comenzamos a entrenar a las 2 de la tarde allá en el mismo parque donde comencé, yo llevaba a las jugadoras de esa época, que eran de la misma edad mía. Jugábamos los sábados en la Universidad del Norte en un torneo interno y dirigía también a los hombres. Los martes en la tarde en la playa hacíamos la parte física y los jueves entrenábamos en la cancha Santander. Los partidos eran los domingos en Simón Bolívar.

¿Qué fue lo que más lo motivó a impulsar el fútbol femenino?
A mí me gusta ser muy analítico. Cuando yo estaba en 11 jugaba de delantero, pero me di cuenta que a la gente no le gustaba defender, se iban hacia arriba y yo sentía como una responsabilidad y me quedé jugando de volante. Eso me dio más responsabilidad y siempre visionaba el tema de no solamente tener un equipo, sino que sea el mejor. Vimos que había chicas que querían ser profesionales, otras querían estar en la Selección Atlántico y comenzaron a llegar a la Selección Atlántico. Muchas jugadoras nacidas en el equipo han hecho su aporte a la Selección Atlántico. El año pasado estuvieron futbolistas como Adriana Navarro, María Gabriela Gómez, Jimmarys Hernández, Shantal Valencia, que tiene siete selecciones Atlántico.

También le apostó a que fueran jugadoras integrales, no solo la parte futbolística...
Comenzamos a ver ese tema del fútbol importante para ellas, pero observamos a tantos futbolista que llegan a profesionales y no saben ni hablar O qué valores tienen. Y comenzamos a inculcarle los valores, el respeto, siempre decimos que las mayores tienen que ser el ejemplo de las menores. También después nos dimos cuenta que había personas que podían jugar fútbol y trabajar o estudiar. Entonces comenzamos a mostrarles los ejemplos que tenemos, como Diana Acosta, que ha estado muchos años acá y es profesional como ingeniera industrial. Y yo también, que soy ingeniero civil. Trabajamos en una empresa y también podemos dedicarnos al deporte. Uno puede sacar el tiempo para todo, siempre y cuando uno lo quiera. Porque no solamente es ganar un título, sino hacer una persona que sea buena para la comunidad. Eso a fin de cuentas es el mayor logro que pueden tener. 

¿Qué tipo de apoyo han recibido?
También me guié mucho en el tema de las fundaciones, me di cuenta que las niñas estaban contentas en la escuela, que no siendo una fundación podíamos apadrinar a ciertas niñas que no tenían guayos o que no tenían para el transporte, que es lo que más se les hace difícil. Hablamos con ciertas mamás, que de pronto se les hace fácil, para que puedan apadrinarlas, con mucha transparencia en eso y mucho respeto. Hemos trabajado de esa forma. 

¿Qué es lo que más le genera satisfacción con la escuela?
Cuando uno saca a una jugadora al profesionalismo no pagan derechos de formación, en el fútbol femenino lastimosamente no se paga el derecho de formación, porque dicen que está iniciando, aunque ya tiene varios años. La satisfacción de uno es la gratitud, que esa jugadora, solamente con un gracias, David, gracias por guiarnos por este camino. Y siempre estar pendiente y obviamente que cuando vuelva del fútbol profesional pueda jugar con nosotros o que vaya a los partidos. Siempre es una gratitud para nosotros que esa persona sea de bien y sea un ejemplo para las compañeras.  

¿Qué recuerda de los inicios de su club?
Recuerdo que la primera vez que jugamos perdimos 11-0, después perdimos 5-0, luego 1-0. Después empatamos 1-1 y para nosotros fue una bendición marcar el primer gol, que fue como desde la mitad de la cancha de una chica llamada Aurora, que duró mucho tiempo de capitana. 

¿Se han convertido en una escuela llamativa por su formación y valores?
¿Cómo haces tú para que esas niñas no se vayan del equipo? Porque apenas ven una o dos buenas se la llevan los otros equipos y comenzamos a crear desde cero. Pero un día también recuerdo cuando llegó Diana, nos había ganado una final, me llamó al teléfono y me dijo: ‘yo quiero jugar en tu equipo’. Y comenzaron a llegar jugadoras muy buenas, se salían de los otros equipos que nos habían ganado para estar con nosotros. Algo bueno han visto que estamos haciendo. 

¿Cómo afrontaron el hecho de perder varias finales?
Jugamos varias finales y las perdimos, entonces decían: ‘David está salado’. Algunas las perdimos por penales, entonces vamos a trabajar penaltis. Y se vieron los frutos en la final de la Liga de Fútbol del Atlántico el año pasado, pues entrenamos mucho. Después de dos finales seguidas en la Liga ganamos siete campeonatos consecutivos y solo perdimos uno. Los equipos en Barranquilla que juegan contra nosotros en canchas sintéticas nos tienen respeto. Pero decidimos subir más el nivel, porque veía que había niñas que querían salir adelante en otras cosas. Tenemos gente de Puerto Colombia, Malambo, Galapa... Es impresionante de donde vienen y el sacrificio que hacen. 

¿Cuántos títulos han logrado en la Liga del Atlántico?
Tenemos tres títulos de Liga. Hemos tenido alrededor de siete finales. Hemos trabajado de la mejor manera. El año pasado estábamos en tres categorías. Y teníamos a las más pequeñas jugando contra niños en un torneo para que cogieran un nivel diferente. Hay una evaluación que se ha hecho sobre eso que indica que a esa edad no hay diferencias fisiológicas entre un niño y una niña. Lo que se quiere es que de pronto la niña tenga un nivel mucho más alto, que pueda hacer algo que le aporte mucho a la selección Atlántico. Comenzamos en la Liga en 2016, en ese año quedamos campeones de la categoría 2000. En su momento solamente había dos categorías. En 2019 ganamos en el Romelio Martínez, al igual que en 2023. Las niñas dicen que esa es nuestra casa, porque cada vez que nos ponen una final ahí nos va muy bien. Sabemos que la Liga ha tenido un impulso bárbaro en los últimos años, antes no teníamos tantos títulos en el masculino y no participábamos en el femenino. 

¿Por qué decidió apoyar el fútbol femenino en una época en la que casi nadie lo hacía?
La aventura ha sido muy buena. Recuerdo que el primer torneo de fútbol en la Liga lo hicieron en 2016 y no había club en la Liga conformado con su reconocimiento deportivo, pero mi papá ya lo había dejado. Un día me llamó el presidente de esa época, Moisés Díaz, y me dijo: ‘David, el único equipo conformado es el tuyo, participa’. Y viajamos a Valledupar, Bucaramanga, Cúcuta y Medellín. Gracias a eso he estado en unos grupos con los entrenadores de fútbol femenino aquí en Colombia, donde nos hablamos. También nos unimos con un equipo que se llamaba Soledad, del profesor Yanes, para hacer una buena presentación a nivel nacional y quedamos subcampeones de la Copa Claro en Cali, en el estadio Pascual Guerrero. Gracias a todo eso hemos tenido muchas satisfacciones en todos estos años. ¿Qué niña llaman para entrenar con el Junior, pasar de pronto de una inferior al Junior profesional? Es muy difícil. Algunas chicas de nuestro club han tenido ese privilegio. 

¿Cómo va el fútbol femenino en el Atlántico?
Hay muchas cosas que nos faltan para ser una potencia en la parte deportiva. En este caso el fútbol femenino para poder dar frutos en estos momentos estamos un poco crudos, pero hemos trabajado de la mejor manera. Siempre estamos pendientes de qué podemos mejorar, es un reto de cada año ser mejor. Sabemos que hay veces, como el año pasado, que ganamos cinco torneos con nuestro club Excolcar, pero hay años que de pronto no vamos a ganar lo mismo. Hay que tener un plan de trabajo y tener una buena retroalimentación para que todo salga como se planea”. 

Usted empezó con el tema del fútbol femenino cuando estaba en cero en el Atlántico y prácticamente también en el país, ¿hoy se queda más con el femenino que con el masculino.
Sí. En su momento, cuando mi papá estaba vivo, teníamos un equipo en el que jugamos con Carlos Bacca, de quien soy contemporáneo y nos une un gran respeto. Recuerdo que ganamos una Copa de Campeones en Simón Bolívar. Los jugadores cuando se van poniendo veteranos, que tienen más experiencia, se vuelven un poco tercos, porque no les gusta que los dirijan. De pronto eso me ha sacado un poquito del fútbol masculino, porque tantas oportunidades que ellos tienen y no la aprovechan porque no tiene ciertos valores o ciertos soportes en su hogar o en la misma escuela, que en estos momentos se está trabajando mucho en eso de los valores. Con el femenino se ha encontrado un trato diferente. Se comenzó cuando esto la verdad no existía, era una pizca de arena dentro del desierto. Yo creo que fue Dios quien nos puso ahí en ese camino y esto se ha vuelto un estilo de vida y ya uno se vuelve como consejero de tantas cosas que ha visto siempre. El maestro es maestro no solamente por lo que estudió sino por lo que sigue estudiando. Estoy muy contento y satisfecho de lo que se ha hecho y lo que se viene para estos años. 

¿Cómo ha sido su formación como entrenador?
Yo no le veo nunca una limitante a las cosas, siempre veo el tema como un reto bonito. Cuando en su momento me fracturé el peroné comencé el curso de entrenador en el Barcelona. Tengo muchas capacitaciones, también un curso de gerencia deportiva. No solamente es entrenar, porque me apasiona mucho, sino dejar organizado lo que es el club para que funcione como una empresa, con ciertas directrices. Tener entrenadores en cada categoría, preparador físico, entrenador de arqueras, que todo esté optimizado y que no sea un caos el entrenamiento. También que la parte organizacional esté en orden. Yo sigo capacitándome, sigo teniendo esa exigencia y eso es un ejemplo para otros entrenadores, les aconsejo que se capaciten y tengan las licencias que está dando la Liga de Fútbol del Atlántico. Pero no es solo tener la licencia, sino saber que el trato de una niña mayor a una niña menor es diferente, el tema psicológico es muy importante, el tema motivacional. Gracias a Dios también he sido entrenador de la Selección Atlántico, una gran experiencia, el año pasado y antepasado, con un grupo muy importante donde no solamente aprende uno como técnico, sino que le enseña a toda esa camada. 
 

¿Cuál es su gran sueño como técnico?
Uno tiene que pisar lo real. Cuando Junior femenino apareció, pues la decisión mía fue negativa, por diferentes cosas que en su momento me di cuenta, mi papá no está y necesitaba un apoyo en ese tema. Dios sabe cómo hace las cosas, a veces proyectarse con la Selección Atlántico es hacer algo muy bueno para el departamento, ver que esas niñas tengan un futuro, que rindan de la mejor manera y den frutos para que el fútbol femenino del Atlántico sea la misma potencia que Bogotá, Santander, Cundinamarca, Antioquia o Valle del Cauca. Digamos que puede ser un proyecto muy bueno que se tenga como entrenador y como club. Sacar a estas niñas a los equipos profesionales, que el club juegue los torneos y que sea una potencia a nivel Atlántico y en Colombia, que sea reconocido en este tema pero obviamente con unas bases que den resultados. 

¿Cómo es usted como entrenador?
“Como técnico te cuento que soy bastante psicológico, soy bastante emotivo. Soy una persona que enseña secuencialmente, es decir, comenzando un entrenamiento con algo básico que va de un origen hacia un destino. Si una jugadora se entrena en la parte táctica, se le entrena todo, porque si está desmotivada, se cae como el naipe. Pero si está fuerte mentalmente, no solamente motivada, sino que sea una persona mentalmente fuerte, el equipo es fuerte. Hay niñas que no hablan, pero están enfocadas, entonces no quiere decir que es la que más hable, sino la que no se derrumbe, la que tenga esa mentalidad fuerte, la que tenga obediencia en la parte táctica. Recuerdo que tenía un técnico que me decía: ‘David, tú tienes que ser un líder positivo’. Y no es una persona que va a regañar a los compañeros, sino una persona que va a levantarlos, les va a aplaudir. Eso les enseño mucho a ellas, que estén pendientes de sus compañeras, que sean compañeras dentro y fuera de la cancha. Eso es lo que necesitamos, una unión. Les damos las herramientas para cuando tengan que batallar lo hagan de la mejor manera teniendo la cabeza muy fuerte.  

¿A usted le gusta más dirigir desde una oficina o dentro del terreno como entrenador?
Yo pienso que podemos hacer todo, pero que todo lo hagas bien y planificado. Yo estoy aquí en la empresa y estoy pensando en el fútbol, pero a la vez estamos trabajando muy fuerte en la empresa para ser los mejores a nivel transporte. Tú puedes hacer todas las cosas que tú quieras. Yo dirigía dos categorías, tres categorías en el femenino, o dirigía una masculina y una femenina, hasta que dije: ‘bueno, ya no puedo más con el tiempo con el masculino y en el femenino'. Un día me dolían mucho las piernas. También hay que delegar y obviamente eso tiene un proceso, por eso es que de pronto la gente no entiende y dice que el equipo en un año disminuyó, esto y lo otro. Pero de pronto son planificaciones deportivas que uno tiene. Uno puede hacer todo planificando de la mejor forma, para ser un buen papá, ser un buen entrenador, ser un buen presidente de club o también un buen gerente de empresa.
 

Su papá fue un gran empresario, un gran líder, ¿qué significó Jairo Vásquez para lo que es hoy usted?
Soy David Vázquez como persona, como empresario y también hasta como entrenador por él. Yo era una persona muy obediente, en estos momentos la obediencia es algo que se ha perdido. Mi papá me decía: ‘David, no comas chito porque te daña los riñones’. Jamás comí chito. Estando en el bachillerato el técnico de la Selección Atlántico de microfútbol me llamó, le comenté a mi papá y él me dijo: ‘no, tú no vas, porque vas a estudiar’. Y nunca le reclamé. Tenía un gran carácter, pero era un gran padre. Hoy me doy cuenta de que soy un buen padre porque él me enseñó bien. En los partidos era muy gritón, de hecho peleamos mucho por ese tema. Pero yo pienso que me dejó una gran base. Siempre decía que lo que dejan los padres son los estudios. Uno tiene que entender cómo se transforman los sueños. El sueño mío fue estar en la Selección Atlántico de microfútbol, pero se ha transformado en que mi sueño es que mis jugadoras sean Selección Atlántico, que mis jugadoras sean profesionales. No pude ser técnico de Junior femenino, pero he sacado niñas al fútbol profesional, tanto al Junior como a otros equipos. 

Ahora usted es el que transmite, el que enseña...
Uno siempre tiene que ser agradecido por todo, por notar también que mi mamá es una persona muy correcta y es una dama en todo el sentido de la palabra. Y eso es lo que me da esta calma, esta sabiduría de hablarle a las jugadoras, a mis niñas como le digo yo. Y darle consejos tanto en la parte táctica como en la parte espiritual o emotiva. A veces les hablo hasta de educación sexual, de qué tan importante es eso para las niñas. Es algo que ya necesitan con quién hablar. O también la disciplina de comer, hay niñas que tienen con qué comer y no comen. Hemos llegado a ese punto de respeto, de agradecimiento para construir un gran edificio que no sabemos cuándo llegará a su último piso, ojalá sea un rascacielo de sueños de proyectos futbolísticos que nos llegue a dar muchas satisfacciones. Les digo que nunca pierdan sus sueños, sus esperanzas, que sepan que a veces no se puede algo en un año, pero lo puede hacer en otro, que tengan calma y tiempo para reflexionar, que sean disciplinadas, respetuosas, que valoren a sus padres y que cualquier proyecto que tengan en su cabeza lo pueden sacar, pero entendiendo que tiene unos tiempos, que primero tienen que gatear, caminar y después correr para llegar. La vida siempre es hacia delante, si hay una piedra, te caíste, te levantas hasta donde Dios te da vida, lo puedes hacer y disfrutarlo.

Lo más visto